
Los resultados nefastos de las últimas oposiciones al profesorado convocadas por la Consejería de Educación de la Región de Murcia han vuelto a poner de manifiesto que el sistema de selección vigente es injusto, poco objetivo y carente de transparencia.
Miles de opositores han visto vulnerados sus derechos al no poder acceder a sus exámenes, ni comprobar los errores cometidos, ni conocer la plantilla de corrección empleada en los ejercicios prácticos. En el mejor de los casos, dentro de unos años, podrán ver su examen en la "Carpeta Ciudadana" y conocer qué nota le ha asignado cada miembro del tribunal, pero no cómo ni por qué. Y si en ese momento se detectan errores graves de calificación, como ya ha sucedido anteriormente, no existirá posibilidad de reclamar o corregirlos, aunque eso sí, "la transparencia" quedará salvada... sobre el papel.
Desde Valores consideramos que este modelo, que repite convocatoria tras convocatoria las mismas deficiencias, necesita ser sustituido por uno nuevo, más justo, más claro y más transparente. Esperamos que estas propuestas sean también estudiadas por los representantes del profesorado que han validado esta forma de acceso durante años, y que ahora parecen descubrir de repente sus fallos, acudiendo a manifestaciones que no cambian nada, más allá de justificar subvenciones y silenciar el malestar de sus afiliados.
Propuesta de reforma del proceso selectivo
1. Examen teórico tipo MIR. Un examen basado en preguntas tipo test que cubran todo el temario oficial, garantizando así la objetividad total. Este formato premia al opositor que más ha estudiado y evita la lotería de un sorteo de temas o la subjetividad de un corrector. Hoy por hoy, no existen temarios oficiales ni criterios concretos y públicos de corrección, lo que deja al aspirante en una situación de indefensión.
2. Examen práctico con temario cerrado y enfoque docente. En muchas especialidades, el examen práctico se ha convertido en una prueba universitaria encubierta, con cuestiones, en muchos casos, que nada tienen que ver con los contenidos reales de Secundaria o Bachillerato. Se evalúan, en algunas especialidades, conocimientos prácticos excesivamente especializados que los aspirantes ya superaron en su día en la universidad. El objetivo debe ser otro: comprobar la capacidad del futuro profesor para resolver problemas reales del aula, analizar soluciones pedagógicas y aplicar conocimientos prácticos útiles en el día a día educativo. Para ello, proponemos un temario acotado, pruebas ajustadas al nivel educativo en el que van a ejercer y criterios de corrección públicos y objetivos.
Desde Valores, reafirmamos nuestro compromiso con un sistema de oposiciones más justo, más predecible y más centrado en la realidad del aula, que seleccione al mejor profesorado sin depender del azar ni de criterios arbitrarios.